¡QUE EMPIECE LA AVENTURA BIRMANA!

Si, si. Habéis leído bien.

Aunque Myanmar es uno de los países menos conocidos del sudeste asiático, a mi me gustan los retos y ese es mi destino de este 2017.

Hasta hace poco Myanmar no estaba abierto al turismo. De hecho, siguen existiendo zonas vetadas; quizás este es uno de los motivos por los que a veces es tan difícil encontrar información de calidad. Pero yo soy una enamorada de conocer el mundo sin «contaminación», sin que exista esa explotación del turismo que te aleja de las raíces del país. por eso este año me marcho a la antigua Birmania.

Me marcho con la intención de empaparme de una cultura que seguro me atrapará y siento que tiene mucho por enseñarme.

¿ME ACOMPAÑÁIS EN ESTA NUEVA AVENTURA?
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¡Por fin llegó el día! Llevaba días esperando este momento. Sí, habéis leído bien. Días.

Mientras el año pasado tenía muy claro que mi gran viaje del año sería Perú desde hacía meses; este año tuve que pensarlo un poquito más. Por más que seleccionaba países, ninguno conseguía emocionarme tanto (Perú dejó el listón demasiado alto).

Y casi de imprevisto, la antigua Birmania se dejó asomar en un mapa y me conquistó. En tan sólo dos semanas «organicé» todo lo necesario para partir. Y sí, lo pongo entre comillas ya que, al contrario que otros años, éste es un viaje de aventura; decidiendo casi sobre la marcha qué hacer y dónde dormir.

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Para llegar a Myanmar tengo por delante nada menos que un barco y cuatro vuelos. Vivir en el paraíso tenía que tener algún inconveniente.
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El primer vuelo salía desde Ibiza con rumbo a Madrid a las 8:55, un vuelo cortito con unas vistas preciosas al mar Mediterráneo.

Llegamos a Madrid a las 10 de la mañana, aunque hasta las 13:20 no sale el próximo vuelo; esta vez dirección a Frankfurt. Me acerco a los mostradores para pedir mis tarjetas de embarque y me comunican que hay huelga de controladores aéreos en Francia y que puede que el vuelo salga con retraso.

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Habrá que esperar para ver si finalmente es así, aunque hay tiempo de sobra en la escala de Frankfurt con dirección Pekín.

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Finalmente el vuelo se retrasa tan solo 40 minutos. 2 horas y 15 minutos de vuelo donde nos sirven de comer (pasta con ratatui), pillamos alguna que otra turbulencia y nos tienen dando vueltas sobre el aeropuerto de Frankfurt mientras dan permiso para aterrizar.
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A las 16:50 por fin llegamos y nos da la bienvenida el gigante aeropuerto de la ciudad.

No sé por qué, en mi cabeza lo imaginaba más pequeñito y me ha sorprendido gratamente.

Tengo por delante aún los dos vuelos más importantes; a las 18:30 embarcamos dirección Pekín.

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En el ratito de espera aprovecho para sacar 300$. La moneda oficial en Myanmar es el Kyat, pero hay muchos sitios donde sólo aceptan el pago con dólares, así que prefiero llevarlos preparados por si acaso y sino cambiarlos a Kyats allí.

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¡AHORA SI. ¡EMPIEZA MI AVENTURA BIRMANA!

El vuelo sale a las 19:15 con dirección a la capital china con la compañía Air China. Muchísimos vuelos a diferentes zonas del sudeste asiático operan con esta compañía haciendo escala en Pekín. Desde España la otra opción que encontré era a través de Qatar o de Dubai, pero eran muchísimo más caras, así que decidí pasar dos días completos viajando para ahorrar un poquito.

Una de las dudas que tenía (y que al buscar en internet he visto que comparto con muchos viajeros) era saber qué tal era la aerolínea. El vuelo dura 12 horas y me interesaba saber si era cómodo o sería una tortura china (nunca mejor dicho).

Es cierto que no son los peores asientos del mundo, pero tienen mucho que mejorar. Realmente intentar dormir algo en el avión fue muy difícil. Mientras el año pasado dormí como un lirón en mi vuelo a Perú; este año casi resultó imposible.

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Otro aspecto que no me terminó de convencer es que, aunque llevábamos la típica pantallita para ver películas, casi toda la oferta era en chino y, lo poco que había en inglés sólo permitía subtitular en chino. (Algo sin importancia salvo cuando llevas a una niña gritando durante 6 horas como pasó en este vuelo).

 

Como os decía, el vuelo se hizo realmente pesado. Parecía no terminar y, lo peor, la niña sólo estuvo callada dos de las doce horas que duró el vuelo.
Pero pienso en positivo, y ya queda menos para alcanzar mi destino, aunque eso os lo cuento en la siguiente entrada.

¡No os la perdáis si queréis seguir mi aventura birmana!

¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!

 

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4 Comments
  1. Me queda claro que viajar en Air China debe ser una opción de último recurso, cuando sabes que tu presupuesto no debe estar enfocado en el trayecto sino en el destino, pero mis respetos por viajar con la pequeña, es toda una aventura. Atento a la nueva entrega, disfruten su viaje

    1. Sin duda no fue la mejor opción, pero claro, no sabíamos dónde nos metíamos y, además, nosotros intentamos no gastar excesivamente en vuelos caros porque nos parece algo estúpido, preferimos invertir en el destino. Aunque para el futuro ya sabemos de qué pie cojea Air China!

  2. Jo Tatiana, nos dejas con la miel en los labios! Espero que continues hablando pronto sobre tu viaje y que el resto de trayectos fueran más agradables que esta «tortura china» como tú bien dices… Estoy impaciente por ver si tienes fotos aún mejores que las que publicas en Instagram 🙂

    1. Voy un poco retrasada porque estoy haciendo cambios en el blog para que sea más visual y que esté más a mi gusto, espero ponerme al día pronto y que os guste tanto como a mí!

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