Que Amsterdam conquista a aquellos que la visitan no es ningún secreto.

No sabría decir si son sus preciosos edificios del siglo XVII. Si es la diversidad cultural que inunda sus calles o la cantidad de planes que ofrece a sus habitantes y a los turistas que cada año se aventuran a visitarla.

Lo cierto es que aquellos que pisamos el suelo de la capital holandesa sólo pensamos una cosa. Cuándo volveremos a adentrarnos en el ambiente tan bohemio que desprende.

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Ámsterdam se ganó hace ya tiempo la reputación de ser una de las ciudades con más alto grado de tolerancia en todo el mundo. En un reino con un espacio geográfico reducido conviven y coexisten diferentes culturas y religiones. Todo sin perder esa cercanía que la caracteriza.

Desde su fundación en el siglo XIII, Ámsterdam se convirtió en un hogar para gente de todas partes del mundo, son más de 170 nacionalidades las que la habitan.

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Actualmente es una ciudad cosmopolita con una enorme oferta musical, arquitectónica, artística, gastronómica. Y sobre todo una ciudad con mucha diversión y libertad. Es por ello que 15 millones de turistas la visitan cada año.

Hoy os propongo conocerla más gracias a los 5 grandes tópicos que todos conocemos de ella antes de visitarla.

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1. LOS CANALES

Ámsterdam muestra todo su esplendor a través del agua, especialmente al caer la noche cuando las luces de la ciudad parpadean y se encienden para iluminar toda la ciudad tanto en suelo firme como en su reflejo acuático.

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Una cuarta parte de la superficie urbana de Ámsterdam es acuática; declarados patrimonio de la humanidad en 2010 por la Unesco, los canales son uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.

Durante el Siglo de Oro fueron el hogar de los mercaderes más ricos, posteriormente se convirtieron en el centro neurálgico del progreso europeo. En la actualidad las casas situadas sobre los canales son las más cotizadas, y las viviendas en los barcos aún más ya que son el objeto de deseo de los artistas y famosos más bohemios.

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Se dividen en tres canales principales, nombrados según su importancia, el Keizersgracht (canal del emperador), Prinsengracht (canal del príncipe) y Herengracht (canal de los caballeros) y en torno a estos se articula un perfecto laberinto perfectamente diseñado en torno al cual se alza la ciudad.

Es una idea genial recorrerla desde uno de los tours que se ofertan en algunos barcos, ya que así tendréis una perspectiva muy diferente. Pinchando aquí tenéis una entrada con todas las curiosidades que podréis apreciar y conocer de la ciudad desde el agua, si os decidís por hacer este tour. Que por cierto podéis reservar clicando aquí.

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En el año 2013 se cumplieron cuatro siglos de su construcción para los que Ámsterdam se vistió de gala y preparó una celebración. Como dato curioso quizás os gustará saber que Ámsterdam tiene más canales que Venecia y más puentes que París.

¡Así que poneos manos a la obra si queréis visitarlos todos!

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Como experiencia personal tengo que decir que no os vayáis de Holanda sin probar estos dos primeros tópicos.

En mi primer viaje me pareció que un tour en barco era más bien un gasto de dinero innecesario. Que seguramente disfrutaría más la ciudad eligiendo por mi misma qué quería ver y no gastando una hora en un tour que a saber sin merecería la pena.

En mi segundo viaje, decidí embarcarme en uno y aprendí más de la ciudad que en mi anterior visita; además resultó ser un paseo súper agradable y con unas vistas incomparables.

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LAS BICICLETAS

Si hay un lugar donde se toman en serio el transporte en bicicleta esos son Copenhague y Amsterdam.

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Ámsterdam tiene actualmente más bicicletas que habitantes, casi 900.000 frente a sus 800.000 habitantes. Además cuenta con unos 400 kilómetros de vías para ciclistas, lo que es perfecto para explorar la ciudad y desplazarse por sus calles.

Desde unos 9€ al día podréis disfrutar de este medio de transporte para moveros de un punto a otro (y para hacer un poco de ejercicio, todo sea dicho).

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Los que como yo seáis de los que no podéis dejar de apuntar con vuestra cámara, os sentiréis en el paraíso con tantas imágenes de postal que aparecerán en vuestro objetivo gracias a las bicicletas, y para muestra un botón.

Como experiencia personal tengo que decir que no os vayáis de Holanda sin probar estos dos primeros tópicos.

En cuanto al tema de las bicicletas no puedo más que decir: ¡ni lo penséis!. Es cierto que todo en Ámsterdam está cerca pero la sensación de ser uno más del país mientras pedaleas no se puede describir.

Aunque suene raro (y lo dice una persona que odia las bajas temperaturas) es maravillosa la sensación de sentir el frío en la cara mientras aceleras por las calles.

Dicen que allá donde fueres haz lo que vieres así que ¡a bicicletear se ha dicho!

SU CULTURA

La capital holandesa cuenta con más de cincuenta museos, algunos de los cuales son grandes tesoros, como el Hermitage Ámsterdam, el Rijksmuseum, el Museo Van Gogh o la casa de Anna Frank.

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En ellos y, a través de obras de arte de Rembrandt, Gauguin, Toulouse Lautrec, o de objetos personales como la habitación, el diario y las fotografías de Anna Frank y su familia; nos acercamos a la historia que ha vivido la ciudad y qué personajes han dejado una huella imborrable en ella.

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Es impresionante poder visitar la estancia en la que la familia Frank se refugió durante la II Guerra Mundial.

Pasear en las estancias donde Rembrandt creaba sus obras de arte o contemplar juntas las pinturas que Van Gogh no conseguía vender en vida y ahora son ejemplos del post-impresionismo, es un lujo al alcance de cualquiera que visite la ciudad.

Pero la cultura de Ámsterdam se ve reflejada también en su arquitectura y en sus plazas.

En sus edificios puntiagudos, sus casas inclinadas y sus iglesias góticas.

En la imponente estación central y en su plaza principal, la Plaza Dam; el corazón y el centro neurálgico de la ciudad. Donde se agrupan cientos de artistas callejeros y donde se unen las calles principales; flanqueada por monumentos como el Palacio Real o la iglesia Nieuwe Kerk.

EL BARRIO ROJO

Pero Ámsterdam no es solo paseos en bicicleta y cultura. También es pionera en cuanto a libertad sexual se refiere. Es por eso que, en 1810, legalizaron la prostitución y en el año 2000 los burdeles.
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Uno de los principales reclamos es el Barrio Rojo de la ciudad. Está compuesto por tres distritos. El más conocido es De Wallen, al que acompañan Singelgebied y Ruysdaelkade.

El barrio recibe su nombre por los faroles rojos que alumbran sus estrechos callejones; donde cientos de prostitutas (mujeres, travestis y transexuales) trabajan día y noche en pequeñas cabinas. Allí se muestran en vitrinas en las que se insinúan intentando captar algún cliente indeciso.

En sus calles encontramos también sex shops, lugares que ofrecen espectáculos con sexo en vivo y en directo; incluso un museo erótico.

Un lugar donde la lujuria y libertinaje son legales y para nada mal vistos.

Eso sí, y aquí deberéis tener mucho cuidado; ni se os ocurra tomar fotografías de las chicas que trabajan allí ya que corréis el riesgo de veros inmersos en una pelea.

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Es cierto que no está prohibido hacer fotos, pero hay una especie de «ley no escrita» que todos respetan y es lógico. A las prostitutas no les apetece ser retratadas.

Tomar fotos sin permiso puede ser una fuente de problemas en la Zona Roja. Por eso cuando visitéis este barrio es mejor tener la cámara bien guardada.

Así que los osados que aún tengáis ganas de hacer clic en vuestro obturador, intentad sacar la foto desde lejos con el zoom al máximo y bien escondidos sino queréis terminar en uno de los canales.

LOS COFFEE SHOP

Aunque a primera vista podrían parecer una cafetería más con bastante rollo en su decoración; en su interior podréis saborear un rico café junto a un porro de hachís o marihuana.

Los coffee shops son uno de los motivos por los que jóvenes y no tan jóvenes deciden viajar a Ámsterdam. Holanda es el único país donde es legal comprar drogas blandas.

En ellos podréis adquirir hasta un máximo de cinco gramos por cliente y fumar tranquilamente mientras tomáis algo (excepto bebidas alcohólicas, ya que son pocos los que venden este tipo de bebidas).

Como dato cuanto menos interesante es que, a pesar de que podréis fumar con plena libertad un porro en su interior, fumar tabaco sí que está prohibido.

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El primero en abrir sus puertas fue el mítico The Bulldog. En 1975 iniciaba su andadura de mano de Henk de Vries; un auténtico pieza porque pasaba más tiempo en la cárcel que en libertad.

Obviamente no es el más barato. Ni seguramente el mejor, pero llamará vuestra atención por su psicodélica decoración exterior. Además, irse de Ámsterdam sin visitarlo es casi un pecado.

A pesar de ser la principal atracción del país, actualmente están «en peligro de extinción». De los casi 1000 coffee shops que existían en Ámsterdam hace 10 años, actualmente hay menos de 300. Esto se debe a la presión de los países vecinos y del propio gobierno por reducir este tipo de turismo.

En su interior encontraréis una amplia carta en la que os aconsejar qué elegir en función del «colocón» que puede causar.

Si sois de los que odiáis el humo pero no queréis marcharos del país sin probar algo tan típico no os preocupéis. Podréis consumir marihuana en té, en pipas de agua o en los famosos space cakes; pastelitos o magdalenas hechos a base de cannabis.

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No seré yo quien os diga que no os marchéis de Ámsterdam sin probar este tópico. Peeeero igual que si viajas a Italia y no comes pizzas y helados no es un viaje completo; visitar Holanda y hacerse el santurrón tampoco son demasiado compatibles.

Así que disfrutad de la libertad que ofrece este maravilloso país (siempre con responsabilidad) y no dejéis de visitar un par de coffee shops.

 

Y a los que aún estáis pensando si visitar la capital holandesa, ¿qué esperáis para zambulliros en la ciudad del pecado?

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