Hoy tenemos como plan el plato fuerte de Puerto Maldonado, la Reserva Nacional de Tambopata o Lago Sandoval. Esta reserva es conocida por sus 1,5 millones de hectáreas donde se pueden disfrutar de la diversidad de su flora y los millones de insectos y animales que habitan en ella gracias a su clima húmedo y a las altas temperaturas durante todo el año. La reserva ha sido protagonista de numerosos documentales y posee varios récords mundiales en flora y fauna, y hoy es toda para nosotros.
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Nos despertamos muy temprano, al dormir en un espacio casi al aire libre es inevitable despertarse en cuanto hay algo de luz y se oyen voces de personas. Nos damos una ducha y nos acercamos a desayunar. Tengo que decir que los desayunos en el Lodge eran bastante buenos: mucha fruta fresca, zumos naturales, plátano macho frito, tortitas y mermeladas, café, té y un largo etcétera. La única pega que podría poner es que si quieres beber leche te la sirven en polvo y no sabe demasiado bien. A los minutos de terminar llega una barca con nuevos compañeros que nos acompañarán al Lago Sandoval. Mientras ellos son recibidos y les explican cómo será el día, nosotros terminamos de preparar nuestras mochilas e intentamos no olvidar nada importante, principalmente el repelente de mosquitos y los ponchos de lluvia ya que durante la noche llovió bastante y tiene pinta de que volverá a llover.
Nos acercamos al embarcadero y subimos a la barca que nos acercará allí. Para acceder al Lago Sandoval es necesario pasar una hora en el bote, cruzando el Madre de Dios, cuando por fin llegamos a tierra firme debemos hacer una caminata de unos 45 minutos. Aquí es donde se complica algo más la excursión si las horas anteriores ha llovido; el suelo deja de ser firme y la tierra se ha convertido en un barro con propiedades de arenas movedizas, es decir, que tu pierna puede ser absorbida hasta la rodilla ja,ja,ja. En esta situación el esfuerzo es algo mayor, no se trata únicamente de caminar, pero aún así merece la pena la caminata.
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Finalmente llegamos al centro de Interpretación y Control del Lago Sandoval, donde hay que «registrarse». Hemos leído que aquí pueden sellarte el pasaporte, pero nosotros no lo vimos y tampoco llevábamos el pasaporte encima, así que nos quedamos sin este sellito.
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El Lago Sandoval considerado como el más hermoso de la amazonia peruana, y realmente no decepciona. Es uno de los principales atractivos turísticos de la zona, de hecho hay gente que llega a Puerto Maldonado únicamente para hacer esta excursión y se marchan en el mismo día. Para recorrerlo tenemos que subir a otra barquita, esta vez a remo, en la que recorreremos el lago.
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En él habitan diversas especies animales como caimanes (al parecer estos caimanes no son peligrosos, como podrían serlo los cocodrilos, y no atacan a las personas), tortugas, nutrias o lobos de mar. De nuevo os recuerdo que puede que no veáis a todas, de hecho nosotros no pudimos ver a las tortugas ni las nutrias.
También viven en esta zona monos, varias especies de guacamayos y loros, garzas y grullas, cormoranes y hoatzines, de hecho esta reserva se caracteriza por tener una biodiversidad con más de 1000 especies de aves.
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En cuanto a la flora, encontraremos orquídeas, caobas y aguajes de 30 metros de alto, lupunas y platanillos o picos de loro, que reciben este nombre porque si usamos la hoja y la colocamos sobre nuestra nariz, parecerá el pico de un loro.
Yari, nuestro guía, iba remando cerca de las orillas del lago, en busca de caimanes y el resto de especies y explicándonos todo con detalle para no perdernos nada. En esta ocasión no nos llevamos la cámara de fotos réflex por miedo a que le pasara algo, sabíamos que la previsión daba lluvia así que no queríamos arriesgar, por lo que las fotografías no tienen la misma calidad al estar tomadas con el iphone.
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Tras una hora de recorrido paramos en unas cabañas cercanas para comer y descansar. El almuerzo es uno de los principales platos de la gastronomía de la selva peruana, el juane. Está elaborado con una base de arroz, al que se añade carne de pollo, aceitunas, huevo cocido y especias y se envuelve en hojas de pijao en las que se hierve. Según nos contaron, este alimento es preparado especialmente para los viajeros porque podía guardarse por bastante tiempo sin que se descomponga ni se ponga malo. Además, ¡está buenísimo! De postre llevábamos manzana, granada y mandarinas que también nos proporcionó nuestro lodge.
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Aproximadamente una hora después, tiempo que algunos aprovecharon hasta para echarse una siesta, emprendemos el camino de vuelta, primer en la barca remando y después caminando.
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No llevábamos ni 5 minutos caminando cuando empieza a caer el diluvio universal. Llovía tan fuerte que Yari tuvo que darnos unos palos para ayudarnos a caminar ya que con cada paso las piernas se nos hundían en el barro hasta la rodilla y, aunque llevábamos ponchos, el agua mojaba igual hasta el punto de volver empapados.
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Cuando llegamos por fin al nuevo embarcadero donde nos esperaba nuestra barquita para volver al lodge nos llevamos una auténtica sorpresa. A nuestro alrededor había más de 20 monos curioseando, acercándose a nosotros y jugando entre las ramas de la selva.
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En completo, silencio para evitar espantarlos, sacamos nuestras cámaras para grabarlos y fotografiarlos y nos montamos de nuevo en la barca que nos lleva al lodge; llueve tanto que casi no se ve más allá de 2 metros delante de nosotros.
Cuando por fin llegamos nos damos una ducha calentita y descansamos en la habitación una media hora hasta la hora de la cena, donde nos reunimos todos en el comedor y nos quedamos charlando hasta que apagan las luces. Llueve tanto que pospondremos la excursión nocturna para el próximo día. Aún nos quedan excursiones y experiencias por vivir así que ¡no os perdáis las próximas entradas!