Todos los países del mundo tienen sus lugares de culto o peregrinaje.
Son lugares eternos, cuyos muros han presenciado el devenir de los años, siglos y milenios. Lugares con Historia en mayúscula e historias vividas en su interior. Emplazamientos inmortales. Lugares míticos y mágicos que no podíamos perdernos al viajar a Egipto. Y esos lugares son Abydos y Dendera.
Visitar Abydos y Dendera es emprender un viaje en la búsqueda de la verdadera esencia y la identidad de Egipto. Y nosotros no queríamos perdernos la experiencia de conocer dos de los templos más importantes del país e, inexplicablemente, menos visitados.
Hoy peregrinamos como lo hacían los antiguos egipcios. Hoy visitamos Abydos y Dendera, ¿nos acompañáis?
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Son las ocho de la mañana y Mohammed nos espera para iniciar la ruta. Es nuestro último día en Luxor y lo dedicaremos a conocer los templos de Abydos y Dendera. Tras un buen desayuno y dejar las mochilas en recepción iniciamos la ruta.
El camino dura unas 3 horas y en el trayecto paramos continuamente para que el chófer enseñe la documentación. Además pasamos por un mercado egipcio.
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CÓMO VISITAR ABYDOS Y DENDERA
Visitar Abydos y Dendera por libre no es posible. Hay que pedir permisos necesarios y no hay transporte público que os deje en los templos por lo que las dos mejores formas de recorrerlos son:
- Excursión organizada: Una de las opciones es contratar vuestra excursión a través de empresas como Civitatis o Viator (clicando en ellas os llevará a la excursión). Ellos se encargarán de organizar todo y enseñaros los templos
- Tour privado: Visitar Abydos y Dendera con un guía solo para nosotros, explicándonos cada detalle fue para nosotros la mejor opción. Nosotros lo contratamos a través de su Instagram @egipto.infinito. Mohammed nos enseñó muchísimo; nos daba tiempo para disfrutar de los templos, de las explicaciones y de poder hacernos fotos. Os lo recomiendo muchísimo.
En ambos casos, os pedirán fotografías de los pasaportes para poder solicitar los permisos con antelación.
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Tras varias horas de camino que algunos amenizan con Netflix, otros aprovechan para dar una cabezada y otros para contemplar el paisaje; finalmente llegamos a Abydos.
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ABYDOS
Si existe un lugar en el antiguo Egipto al que toda la población iba de peregrinación, ese es el templo de Abydos.
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Nos encontramos en la cuna del culto a Osiris.
Y es que Abydos era el emplazamiento donde la tradición decía que la cabeza de Osiris reposaba. Osiris era uno de los dioses más importantes del panteón egipcio; ya que aunque muere a manos de su hermano Seth, vuelve a la vida gracias al amor de su hermana y esposa.
Cuando Seth vuelve a asesinar a Osiris y lo despedaza, entierra su cabeza aquí.
Pero no sólo eso. Cerca de Abydos se encuentra el cementerio de Umm el Qaab; una necrópolis donde se encuentran enterrados los primeros reyes de Egipto, correspondiente a finales del predinástico y principios del dinástico.
A pesar de llevar el nombre del dios que dio muerte a Osiris, Seti I decide edificar un templo en su honor aquí.
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El motivo principal es porque Abydos es la ciudad de peregrinaje por excelencia. El lugar donde comienza el viaje del Sol por el inframundo hacia el más allá. Y aunque no hay referencias que den respuesta al enigma de por qué este lugar era tan importante para los egipcios; Seti I sabía que no debía desaprovechar su importancia.
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- Abydos se encuentra a 130 km al norte de Luxor.
- Es recomendable llevar el pasaporte en el trayecto.
- El horario del templo es de 8:00 a 16:00.
- Es recomendable visitar este templo con guía para no perderse ningún detalle.
- Cerca no hay buenos restaurantes, ni demasiadas cosas para comer. ¡Llevad algún snack!
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Nada más llegar, nos encontramos con los pilonos típicos de los templos egipcios; además de dos patios a los que se accede gracias a unas rampas. Estos fueron construidos por Ramsés II, hijo de Seti I (el mismo Ramsés que ordenó la construcción de Abu Simbel).
Una vez accedemos al templo, vemos escenas donde aparece Ramsés II abrazado por varias divinidades, otras en las que sacrifica a prisioneros asiáticos ante Amón-Ra y escenas donde recibe dotes de los dioses. Ya habíamos hablado anteriormente de la modestia de este faraón, así que no es ninguna sorpresa que en un templo en honor a su padre, él sea el centro de atención 😉 .
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Aunque tenemos que ser algo indulgentes con él; puesto que cuando Ramsés II visitó el templo de su difunto padre, los monumentos estaban sin terminar, muchos pilares aún pendientes de colocar e incluso la escultura de su padre estaba tirada en el suelo.
Así que Ramsés, amante de la arquitectura y un impulsor de la construcción, tomó las riendas de este templo y consiguió un templo precioso. Un templo que se terminó gracias al amor a su padre; un amor que no impide que se honre a sí mismo.
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Las salas hipóstilas de este templo son sobrecogedoras. La primera consta de 24 columnas y la segunda de 36. Desde esta segunda sala se accede al área dedicada al santuario.
Este tiene siete capillas con las imágenes de los dioses a los que adoraban. Estas estatuas eran vestidas con ropajes, se las bañaban y se les ofrecían alimentos y bebidas. Cada capilla estaba dedicada a un dios (y al faraón) y estos eran: Seti I, Ptah, Re Horakhty, Amón Re, Horus, Osiris e Isis.
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Cada sala muestra relieves muy diferentes pero maravillosos. El faraón haciendo ofrendas al dios Osiris; un relicario del dios que contenía su cabeza en procesión ante el pueblo; Seti I amamantado por la diosa Mut; la coronación de Seti I o incluso el momento en el que Isis, representada como un ave, es fecundada por el dios Osiris.
Pero sin duda, una de las partes más importantes del templo (al menos históricamente hablando); es la sala que contiene la Galería de las Listas (también conocida como Galería de los Reyes o Corredor de los Ancestros).
En los muros de esta galería están grabados los nombres de 77 reyes, desde Menes (Dinastía I) hasta el propio Seti I. Es un documento de gran importancia histórica y que nos narra faraón por faraón el linaje dinástico de Egipto.
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Eso sí, el faraón decidó omitir los nombres de algunos faraones que sufrieron una damnatio memoriae. Al no ser considerados dignos de su cargo, fueron borrados de la historia de Egipto, al menos en esta pared. Entre ellos están Akhenaton y Tutankhamon, al igual que la reina Hatshepsut.
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EL MISTERIO DE LOS JEROGLÍFICOS DE ABYDOS
Un helicóptero, un tanque, un dirigible y un submarino.
Muchos vienen a este templo a contemplar estos extraños jeroglíficos convencidos de que sus teorías sobre extraterrestres quedan demostradas gracias a estos grabados.
Los jeroglíficos que vemos hoy son el resultado de una reescritura (en este caso en relieve) sobre lo que ya estaba escrito. Con el tiempo, la erosión fundió ambas en una única y ambigua imagen.
En este caso concreto, se reutilizaron los jeroglíficos correspondientes a Seti I. Se rellenaron con yeso y se tallaron de nuevo. Con el tiempo, parte de esa capa de yeso se vino abajo, haciendo que los jeroglíficos originales y los nuevos se superpusieran, formando imágenes desconocidas.
Misterio resuelto.
OSIRION
El Osirion es un templo subterráneo construido a unos doce metros bajo el nivel del suelo; en honor al dios Osiris.
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El Osirion tiene una estructura muy particular.
Sus grandes bloques de piedra, la propia estructura del edificio o que esté tantos metros bajo el nivel de la tierra da que pensar que quizás es una recreación de la colina primigenia de la que surgió la vida para los egipcios.
Los textos que lo describen, que cuentan su construcción y que le dan sentido no han llegado a nosotros; por lo que no podemos saber su propósito real.
Tiene forma de isla. Totalmente rodeada de un foso inundado con agua freática; lo que representa la colina sagrada sobre las aguas del Nun.
Consta de ocho grandes pilares centrales de granito, formando capillas alrededor de estos. Las paredes y el techo de la cámara principal se decoraron con textos cosmológicos del Libro del Cielo.
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Una de las cosas más interesantes que nos contó Mohammed es que hay un pasadizo en cuyas paredes hay inscripciones del Libro de las Puertas y el Libro del Más Allá y del Reino de los Muertos.
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Termina nuestra visita en Abydos y ponemos rumbo a Dendera; donde nos espera uno de los templos con el color más bonito de todo Egipto.
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DENDERA
El templo de Hathor en Dendera es uno de los mejores conservados en Egipto.
Es cierto que su construcción es tardía, (durante el reinado de Ptolomeo IX, época de Cleopatra, para situarnos mejor). Aunque es cierto que lo que conocemos actualmente es una remodelación, ya que del santuario original no se conserva nada.
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La primera sala hipóstila deja sin palabras. Creo firmemente que es una de las más impresionantes que hemos visto en todo el país.
Cuenta con 18 columnas cuyos capiteles tienen la forma del rostro de la diosa Hathor. Aunque esto no es lo más llamativo. Es su techo astronómico cuyos colores se mantienen actualmente de manera vibrante gracias a que estuvo sepultado en la arena hasta mitad del siglo XIX.
Aquí aparece la figura de la diosa Nut, rodeada de estrellas, constelaciones boreales y discos solares.
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La segunda sala hipóstila es algo más pequeña y se encuentra rodeada de salas donde se guardaban las ofrendas y tesoros del templo; además de la barca solar y la estatua de la diosa. En total, alrededor del santuario hay 11 capillas y otras 3 salas.
Al igual que ocurre en Abydos, aquí también existe un jeroglífico que todo el mundo busca por su similitud con un objeto actual. Para encontrarlo hay que descender a la cripta.
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EL MISTERIO DE LOS JEROGLÍFICOS DE DENDERA
De nuevo nos encontramos con una mala interpretación de los jeroglíficos egipcios. La mayoría de personas suelen referirse a ellos como: «las bombillas de Dendera».
En la imagen aparece un hombre sujetando una flor de loto. En Egipto, esta flor tenía un gran simbolismo ya que la flor se cierra durante la noche y se abre al amanecer.
Dentro de esta flor aparece una serpiente; que no es ni más ni menos que el símbolo del dios creador Atum, sosteniendo la creación.
Además vemos que la flor de loto está sostenida por un pilar-djed, que es símbolo de estabilidad y sobre esta columna hay unos brazos abiertos que son la representación del Nun, esas aguas primordiales.
Y eso amigos, es lo que la mayoría de gente confunde con una bombilla.
Así, de nuevo, el misterio queda más que resuelto.
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Termina nuestra ruta por Abydos y Dendera. De vuelta al hotel, estamos tan agotados del día de hoy que la mayoría damos alguna que otra cabezada. Otros repasamos las fotos del día y nos damos cuenta de que este viaje está llegando a su fin.
De nuevo, cenamos en el hotel (ya os dije que el restaurante tiene comida riquísima) e incluso nos dejaron una habitación para cambiarnos de ropa y ponemos rumbo a la estación de trenes.
Esta noche la pasaremos de nuevo en los trenes de Watania, rumbo a El Cairo. Mañana nos espera Alejandría. ¡No os perdáis la próxima entrada!
¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!
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