Los exploradores implacables lo sabemos: viajar no es sólo visitar un lugar.
¡Qué va! Viajar es descubrir un mundo nuevo; resucitar tiempos pasados, revivir las vidas de personajes históricos y movernos entre el presente y el pasado. O al menos, así lo vive esta servidora. Son tantas las historias que cobran vida en un viaje y tanto lo que cambia nuestra mente que nunca vuelves siendo la misma persona que se marchó.
Y no hay mejor sitio para que una historia vuelva a cobrar vida que el Valle de los Reyes. Y es que cada día se repite la misma escena. Desde hace décadas, cientos de personas se acercan a conocer más de estos grandes faraones y a sentirse un poquito como ellos al cruzar las puertas de su lugar de descanso eterno.
Hoy descubriremos las grandes construcciones del Imperio Nuevo, que no todos los faraones fueron hombres y cómo el Nilo divide las ciudades creando una para los vivos y otra para la próxima vida.
¿ESTÁIS LISTOS?
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Amanece un nuevo día y con él llega otro madrugón, pero no importa porque ante nosotros se presenta uno de esos días difícil de olvidar. El itinerario viene completito. Valle de los Reyes, templo de Hatshepsut, los colosos de Memnon y los templos de Karnak y Luxor.
Desayunamos por última vez en el crucero y dejamos todo listo, tras las excursiones vendremos a por las maletas para ir a nuestro próximo hotel. Nos montamos en el bus e iniciamos la ruta hacia El Valle de los Reyes.
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EL VALLE DE LOS REYES
La majestuosa necrópolis del Valle de los Reyes es, como su nombre dice, un valle en la orilla occidental de Luxor que durante 5 siglos albergó las tumbas de los grandes reyes de Egipto; son las puertas a las entrañas del más allá del Antiguo Egipto.
Los faraones eligieron esta zona ya que buscaban un lugar fácil de vigilar para evitar el saqueo de las tumbas; algo que había sucedido en todas las necrópolis anteriores al Valle de los Reyes (aunque esto tampoco tuvo éxito ya que se cree que los vigilantes estaban compinchados con los ladrones).
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CÓMO VISITAR EL VALLE DE LOS REYES
Visitar el Valle de los Reyes dista mucho dependiendo de la forma en que lo hagas. Nosotros lo visitamos en dos ocasiones y, sin duda, por libre con un guía lo disfrutamos infinitamente más.
- Con la excursión incluida en el crucero: Lo bueno es que el precio de la entrada está incluido en el precio del crucero (excepto si quieres visitar una de las tumbas extras). ¿Lo malo? Que como en todos los cruceros tienes únicamente 45 minutos para todas las visitas. Vas rápido, sin demasiadas explicaciones y sintiendo que te pierdes cosas.
- Con tour organizado: Es algo similar a lo anterior. Al ir con grupos (que suelen ser de al menos 30 personas) tienes que amoldarte al tiempo establecido que marca la agencia.
- Por libre con guía turístico: Para nosotros fue la mejor opción. Nuestro guía nos explicó todo con detalles antes de entrar a cada tumba. Incluso nos dijo que si veíamos algo que no entendíamos, le hiciéramos foto y él nos lo explicaba luego. Íbamos a nuestro ritmo, sin prisas, pudiendo disfrutar todo y hacer fotografías. Nosotros lo contratamos con Egipto.Infinito (pinchando os llevará a su Instagram) y nuestro guía se llamaba Mohammed (¡el mejor!)
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La ubicación del Valle de los Reyes no es una casualidad.
Los egipcios adoraban al Sol y sabían que éste nacía cada mañana por el Oriente y desaparecía al atardecer en el Oriente. Es por ello que sus ciudades estaban diseñadas siguiendo la ruta del sol; la zona de los vivos en la ribera este del Nilo y las necrópolis y templos funerarios en la orilla oeste.
La creencia egipcia dice que el difunto conseguiría renacer si se unía al sol, al atardecer. Entonces atravesaría con el sol el submundo y así renacería a la mañana siguiente al amanecer.
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Curiosamente, y al contrario de lo que todo el mundo cree, el primer enterramiento que inaugura esta zona (aunque no el Valle de los Reyes) no es el de un hombre; sino el de la reina Hatshepsut.
Lo primero a tener en cuenta es que la entrada al Valle de los Reyes incluye la visita a tres tumbas exceptuando las de Ramsés V/VI, Tutankhamon y Seti I que requieren una entrada extra.
El resto de tumbas a visitar van rotando para así evitar el deterioro de las mismas.
El precio de la entrada general es de 160 EGP para adultos y 80 para menos y estudiantes menores de 25 años.
Las tumbas extras cuestan: 100 EGP la tumba de Ramsés V y VI, 300EGP la tumba de Tutankhamon y 1000EGP la impresionante tumba de Seti I.
Y ahora sí, comienza nuestra visita 🙂
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K.V.8: MERENPTAH
Descendemos por el primer enterramiento del día a lo largo de una empinada rampa, intentando desentrañar los jeroglíficos que adornan las paredes.
Por toda la tumba se repite una historia sobre cómo conseguir la vida eterna y qué peligros sortear antes de llegar a ella. Aunque sabemos que no somos los primeros ni los últimos en acceder a ella, nos sentimos como sus primeros descubridores (y por qué no decirlo, como los primeros ladrones) que cruzaron este umbral y se vieron maravillados.
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Estamos en la tumba de Merenptah justo frente al área de descanso del Valle de los Reyes.
Merenptah fue hijo de Ramsés II, sí, el de Abu Simbel. Aunque únicamente fue faraón durante 10 años, su tumba es la segunda más grande en el Valle de los Reyes. En total más de 160 metros de largo que conducen a la cámara funeraria principal. Allí aún se encuentran los enormes sarcófagos de piedra que en su día albergaron el cadáver del difunto faraón. Aunque su cuerpo no se encontró aquí; estaba escondido junto a otras 18 momias en la tumba-escondrijo KV35, de Amenhotep II.
Lo mejor de esta tumba, además del sarcófago; es el color tan intenso de sus paredes, donde en jeroglíficos se narra la asombrosa vida de este faraón.
Si queréis visitarla desde vuestro sofá, aquí tenéis un vídeo impresionante del interior de la tumba.
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K.V.6: RAMSÉS IX
La segunda tumba del día se encuentra justo frente a la de Tutankhamon.
Esta es una de las tumbas gratuitas más populares dentro del Valle de los Reyes, uno de los motivos es la decoración del techo abovedado en la cámara funeraria. Éste muestra a la diosa Nut, la diosa del cielo.
En esta tumba, la mayoría de pinturas están protegidas por una lámina de vidrio, pero eso no impide apreciarlas con lujo de detalle. Estas pinturas contienen las escenas de El Libro de la Noche. En ellas se describe el viaje de Ra en su barca solar por el Más Allá durante las doce horas nocturnas; venciendo toda clase de peligros, y de su renacimiento al amanecer.
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K.V.11: RAMSÉS III
La tumba de Ramsés III es una de las mejor conservadas de El Valle de los Reyes. Mide un total de 180 metros, lo que la convierte también en una de las más largas.
Ramsés III gobernó durante 31 años, es por eso por lo que su tumba está muy bien decorada. Tras pasar la empinada rampa, sus maravillosos relieves y jeroglíficos nos atraparán. Estos muestran las 74 manifestaciones de Ra, un relieve de dos arpistas ciegos, hechizos y textos funerarios o al propio Ramsés III ofreiendoe incienso ante el dios sentado Ptah-Sokar-Osiris.
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La última tumba que visitamos hoy es la K.V 9 que corresponde a la tumba de Ramsés V y VI. Aunque al tratarse de una tumba extra os he escrito una entrada sólo para ella que podéis leer clicando aquí.
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Cuando salimos, el autobús está esperando para llevarnos a la siguiente parada: el templo de Hatshepsut.
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TEMPLO DE HATSHETSUP
Existió una mujer que adoptó la porte y los elementos masculinos que la coronaban como soberano en el Antiguo Egipto.
De hecho, durante mucho tiempo los arqueólogos creyeron que todo lo que encontraban en sus excavaciones pertenecía a un faraón y en ningún caso a una mujer. Es por eso que la figura de esta reina ha cautivado a tantos investigadores.
El templo funerario de Deir-El-Bahari está dedicado a Amón-Ra, la personificación del dios Sol; es por ello que su ubicación es perfecta para que al amanecer los rayos del sol alumbrasen su Sancta Santorum. Nada es casual, ya que Hatshetsup decía que ella era hija del dios Amón-Ra.
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La reina había ordenado la construcción de este templo a su arquitecto Senenmut; que decidió crear un santuario distribuido en tres terrazas superpuestas de una elegancia y simplicidad que han pasado a la historia.
Tenemos que utilizar nuestra imaginación para recrear cómo serían los jardines que recibían a los súbditos, con árboles de mirra traídos del país de Punt. Tras pasar estas rampas arboladas, llegamos a los pórticos cubiertos. Todo bien soportado por infinidad de columnas, algunas con la cabeza de Hathor como protagonista.
El hecho de que, además de la parte construida, esté excavado en la roca, con el acantilado natural a la espalda del templo; nos da la señal de que Hatshepsut era una reina poderosa.
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En los muros del templo, vemos escenas sobre las expediciones de la reina al país del Punt, a Eritrea y Somalia; a hombres transportando mercancías preciosas como el oro, el ébano o el incienso; nos muestra escenas tribales. Todo con unos colores que hacen que la visita merezca la pena.
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Retomamos nuestra ruta, para emprender unas visitas totalmente diferentes; no sin antes hacer un alto en el camino para despedirnos de los vigilantes de la zona oeste de Luxor.
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LOS COLOSOS DE MEMNON
Los colosos nos anuncian que salimos de una orilla del río para cruzar a la otra.
Dejamos atrás la orilla de la muerte y los grandes tesoros ocultos y nos dirigimos a la de los vivos; la de los grandes templos y el esplendor del Alto Egipto. Pero justo antes nos topamos con ellos.
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Se trata de dos gigantescas estatuas, totalmente idénticas en su origen, de 18 metros de altura que representaban al faraón Amenhotep III.
Se encuentran, como no, orientadas al este, a la salida del sol. Cada coloso pesa unas 360 toneladas y están hechas en bloques de cuarcita que trajeron desde el Cairo hasta la antigua Tebas.
Existe una «leyenda» que dice que una de estas estatuas sufrió daños debido a un terremoto en el año 27 a.C. Desde entonces esa estatua comenzó a cantar cuando el sol salía. Incluso varios historiadores han registrado este hecho en sus escritos. Según ellos el sonido es parecido a un soplido o al de la cuerda de una lira al romperse.
Nosotros no pudimos escucharlo ya que los visitamos más tarde, pero aún así impresiona ver estas esculturas colosales, mirando cómo el sol vuelve a iluminar el Nilo cada día.
Quizás cantan celebrando justo eso 🙂
EL TEMPLO DE KARNAK
El templo de Karnak es uno de los monumentos increíblemente grandiosos de Egipto.
El complejo templario amurallado está dedicado al dios Amón, además de otras divinidades. Luxor es una de las ciudades con más monumentos protegidos por metro cuadrado del mundo; y uno de ellos es el templo de Karnak que vamos a visitar a continuación.
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Una vez dentro del santuario; tras recorrer la Avenida de Esfinges con cabeza de carnero y traspasar los enormes pilonos de piedra; nos encontramos con un gigantesco patio.
Un patio que en época faraónica estaba decorado con columnas de casi 25 metros de altura. A los lados vemos los restos de otros templos que nos invitan a conocer la gran profusión de añadidos; tal y como ocurrió siglos más tarde con las catedrales románicas y góticas.
Pero no creáis que estos elementos singulares añadidos se construían a lo loco. Todos tienen una lógica marcada por una clave matemática: la serie de Fibonacci.
La sala hipóstila es el elemento más fascinante de este templo. Un verdadero bosque de 134 columnas de 23 metros de altura. Imaginaos el tamaño tan colosal de estas columnas que 10 personas juntas no son capaces de abrazar el diámetro de una de ellas. Sus capiteles tienen forma de papiro, representando el momento de la creación. Cómo del caos surge la vida. Bonito, ¿verdad?
Caminar entre estas columnas es sobrecogedor.
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En el interior del templo, encontraremos relieves que muestran las grandes batallas de los faraones bajo los que se construyó este templo: Seti I y Ramsés II. En el caso de Ramsés II, aparece el relato de la batalla de Qadesh; que supuso el primer tratado de paz de la historia tras dos décadas de lucha.
En el eje de la sala hipóstila se puede disfrutar del amanecer el día de los solsticios ya que el templo está perfectamente orientado al sol.
Podría escribir muchísimo de este templo, pero si queréis conocer más os recomiendo ver este vídeo del increíble Nacho Ares donde podréis recorrer el templo junto a él mientras comenta cada detalle.
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EL TEMPLO DE LUXOR
Llegamos a la última parada del día.
Unido al templo de Karnak por la Avenida de las Esfinges se encuentra el templo de Luxor; una vez conocido como ipet resyt o santuario del sur, donde se desarrollaban cada año las celebraciones más importantes de la hermosa fiesta de Opet.
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Este templo fue ideado para servir de complemento al templo de Karnak, de ahí su proximidad.
Antes de cruzar este pilono, podremos disfrutar del gigante obelisco de la entrada. Éste simboliza un rayo de sol petrificado. Debido a su altura de 25 metros, todo el mundo alza su vista al cielo. Si vosotros sois de esos también, no olvidéis volver a mirar hacia abajo ya que encontraréis un detalle; cuatro babuinos decorando la base.
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Allá donde vayamos iremos encontrando demostraciones de la «modestia» de Ramsés II. Y si el templo de Karnak, Abu Simbel, el templo de Abydos, etc. no son suficientes; aquí también veremos relieves de la legendaria batalla de Qadesh en las que se muestra victorioso e invencible contra los hititas. Chicos, mejor repetirlo alguna vez de más antes que olvidar su gran hazaña jajaja.
Para nosotros, lo más impresionante de su interior es la columnata conecta los dos patios del templo: el de Ramsés II y el de Amenhotep III. 32 columnas papiriformes cerradas distribuidas en cuatro hileras.
Sin duda una visita mágica que no olvidaremos fácilmente.
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Desde aquí, volvemos al crucero a por nuestras maletas y de ahí saldremos hacia nuestro nuevo hotel.
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DÓNDE NOS ALOJAMOS EN LUXOR
Para nuestra estancia en Luxor elegimos Nefertiti Hotel Luxor, un hotel que se encuentra al lado de la Avenida de las Esfinges.
Aunque es un hotel muy sencillo, cada habitación cuenta con baño privado con ducha, una pequeña nevera para bebidas, televisión vía satélite (aunque no la usamos) y secador.
El hotel cuenta con una estupenda terraza en la azotea, donde se sirve el maravilloso desayuno (creo que fue el mejor de todo el viaje) y comidas y cenas (las mejores que comimos en todo Egipto); por no hablar de las vistas al templo de Luxor.
El personal es muy amable y las habitaciones son cómodas y están impecablemente limpias. Si buscáis donde alojaros en Luxor, este es vuestro hotel.
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El día ha llegado a su fin.
Cenamos en el restaurante del hotel (tenéis que probarlo, la comida está buenísima aquí) y nos marchamos a dormir para reponer fuerzas para el día de mañana. Nos esperan muchos secretos aún por descubrir en Luxor y estamos listos para ellos.
Espero que nos acompañéis un día más. Nos vemos en la próxima entrada.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!
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